miércoles, 7 de noviembre de 2012

Hay que vivir

Como quedarse sentado en el mismo sillón después de la función, hay que vivir,
buscar el pasillo y la salida iluminada.

Entre el tumulto y escalones, abrirse camino es el lema, salir sin mirar atrás, ya nada puedes ver, la luz de la salida cada vez esta más cerca y el escenario ya duerme.

Huele a pasos apresurados y gente que hace sonar sus llaves, mujeres revisan sus bolsos y algunos el teléfono móvil, hay que vivir y no lo sabia, me había quedado dormido.

Salí de pronto y afuera llueve,  la muchedumbre se aglomera como peces en cardumen, y entre relámpagos y charcos de agua el brillo de las luces sobre la calle se asoma, bocinazos imprudentes, voces gritan y es el ritmo de la vida que penetra cada vez que abre la puerta automática.

Me senté en un sofa del Foyer y decidí verlo todo, como se apaga el momento, la gente cada vez es menos, y la lluvia cesa, se apagan las luces innecesarias, me quede sentado allí, nadie me espera. Un Sr. de avanzada edad barre la sala, palomitas en el suelo...

Una hora más y todo ha terminado, la función, el caos de la salida y el teatro se prepara para otra noche mientras la vida continúa mas allá de sus paredes.

Ya casi al cierre, me levanté y sali por la puerta, y me dije, hay que vivir, mañana es otra función, la de hoy terminó.

Paul Barros.
7/11/2012
8:12 pm

No hay comentarios:

Publicar un comentario