miércoles, 12 de noviembre de 2008

Leccion del pescador



(Viene de Leccion de las Gaviotas)



Estuve tendido boca arriba sobre la arena de aquella inmensa costa, arenas blancas y finas, y haciendo un recuento mental de todo lo aterior acontecido, recorde lo que me habia dicho el caracol antes de despedirme: "tienes que vencer tu miedos" y he aqui estoy mas lejos y he llegado a un lugar donde no pensaba llegaría, todo porque simplemente me atrevía a vencer el miedo y aprendí a volar como las gaviotas.

El sol empezaba a calentar la arena que aun estaba fresca del amanecer, al volver mi cabeza podía ver como el viento formaba diminutas tormentillas de arena sobre la superficie y pequeñitos cangrejos como soldados en campo de batalla se movian velozmente escondiendose en sus cuevas para luego asomarse repentinamente al exterior. El sonido elástico del va y ven de la olas rompiendo incansables en la orilla se apoderó de mis sentidos y me llevó lejos sin moverme de allí, sin darme cuenta me dormí profundamente.

No se cuanto tiempo pasó, entiendo que fue un largo rato cuando lentamente empece a despertar de mi sueño ante el toque insistente de algo sobre mi pie derecho, hasta que desperté... desde mi lecho de arena y con los ojos aun a medio abrir divisaba borrosamente una oscura figura humana parada frente a mi. Poco a poco fui entrando en razón y aclarandose la imagen que en mi ojos resultaba ser un un bulto negro en la claridad.

Cuando pude verle claramente me dijo : Hola! y me observó detenidamente. Me tomo un instante reaccionar y contestarle al saludo entre un bostezo que intente disimular... hola, respondí, en eso, me tendió su mano para ayudarme a ponerme de pié. Al hacerlo noté que había perdido mi mochila y pensé... ¿dónde la habré dejado? El viejo de la montaña... nunca me preguntó por ella, posiblemente la perdí en el salto al abismo, no recuerdo llevarla encima mientras caía.

¿Quien eres? pregunté, ¿quien eres tú?, me respondió con voz firme. Yo, soy solo un viajero, dije, pues yo soy solo un pescador . Aquel hombre era alto, de tez muy bronceada por el sol y tenía una mirada de compasión que hacia a uno sentirse ante la presencia de un santo. Debo recuperar mi mochila, tengo que volver a la montaña, mientras me quitaba la arena de mis brazos y ropas me di vuelta para divisar el paisaje verde que como manto infinito se levantaba frente a la costa.

No la necesitas, ¿alguna vez has naufragado en alta mar? me preguntó mientras se volvia al mar y miraba el horizonte fijamente. Yo, que me encontraba a sus espaldas miraba en sentido opuesto hacia las montañas y repetí mas fuerte: Debo recuperar mi mochila! No la hayarás me dijo el pescador, como si supiera donde se encontraba o tal vez el la hubiera escondido durante mi sueño quien lo sabría, ni yo mismo recordaba donde la había dejado. Como puede estar usted seguro que no la encontraré, recorreré el mismo camino hasta llegar allí y buscaré hasta encontrarla, llevo cosas importantes ahi dentro que no puedo perder así no más.
De ser así estuviera aqui la mochila junto a tí, pero poco a poco la fuiste perdiendo sin darte cuenta ya no la necesitas, tampoco podrás hacer el mismo trayecto desde aqui, no hay camino desde este lado que te lleve a la montaña, tendrías que atravezar la selva y te perderías, para terminar, tendrías que escalar el abismo hasta el final para darte cuenta que no encontrarás la mochila. El pescador hablaba con tanta seguridad que me hacia cuestionarle. Pero si llevo mis alimentos tambien ahi dentro, tengo recuerdos, fotos, cartas y docuementos importantes, repliqué con insistencia.

Amigo viajero, no veo mas barca en esta costa que la mía, solo es posible llegar a este lado del territorio de dos formas, en barco o en la forma que ha llegado usted cualquiera que sea, y le dire algo, muchos han intentado llegar por las montañas cayendo al abismo y todo lo que cae en el abismo es perdido para siempre. Usted no necesita esas pertenencias para seguir su viaje, pues ya llegó hasta aqui sin ellas, por cierto... ¿ A donde se dirije? Ya me estaba abrumando tanto que no sabía que responder ni que hacer me sentía entre el mar y la tierra sin rumbo y el pescador me hablaba como si supiera mejor que yo lo que debía hacer.

Voy al horizonte, respondi, mi meta es llegar al lugar donde el sol se une con el mar en el ocaso y produce un destello verde que solo dura un milisengundo, ¿alguna vez lo ha visto?, si, muchas veces respondió animadamente, he estado solo en el mar durante el ocaso y lo he visto. Dejame que te enseñe algo viajero.

En el mar profundo hay miles de tesoros y un montón de vida, imagina mi barca... señalando su barca que estaba a la orilla de la playa jugueteando con las olas... imagina lo pequeña que es sobre la inmensidad del mar cuando la tierra firme ya esta lejos y a todos lados solo se ve mar, en la barca siempre llevo algunas pertenencias, cosas como fosforos, comestibles, agua, alguno que otro recuerdo de la tierra que he dejado lejos y mis enseres de pesca. He atravezado tempesatades, y mi barca se ha roto en ocasiones, perdiendose en el fondo del mar todas esas cosas que llevo conmigo, siempre se pierden aquellas que son mas preciadas, asi son los naufragios.

El mar es como un enorme abismo lleno de agua. Al naufragar tienes que olvidarte de tus pertenencias y salvarte, nadar para vivir, pensar en tí es lo más importante, si la barca es pequeña y fragil, imagina que sería de una persona, debes tratar de aferrarte a un pedazo de madera de la barca y llegar a tierra firme ahi te das cuenta que estas vivo y que no necesitaste de nada mas para seguir con vida y luego, a construir otra barca, a comenzar de nuevo.
Vaya enseñanza amigo pescador... son situaciones diferentes. No tienen porque ser iguales. Capta el mensaje...

Hay que aprender a dejar aquellas cosas que hemos perdido atrás, en el abismo donde hayan caido o en el fondo del mar, seguir adelante contra las corrientes es mas sabio que perseguir lo que se ha caido en el fondo del mar. Algún día o tal vez nunca, alguien lo encontrará. El valor que damos a las cosas es lo que las convierte en verdaderos tesoros. Algunas cosas que tenemos a la mano son verdaderos tesoros y no nos damos cuenta, como el pedazo de madera de la barca flotando en el mar cuando ya lo has perdido todo en el naufragio. Hay cosas que creemos son tesoros y que merecemos perderlas para darnos cuenta que podemos seguir viviendo sin ellas y aminorar nuestras cargas durante nuestros viajes en la vida. Amigo viajero es necesario perder para poder volver a tener.

¿Como puedo llegar al ocaso? No he terminado, ya lo sabrás...

Salir a la pesca y navegar el mar en una barca es como vivir, estás en el mar a la merced de sus corrientes pones rumbo pero el puede cambiartelo, puede derrotarte y levarte a la orilla y hasta puede dejarte vencido sin vida, tiras el anzuelo o la red y puedes pasarte días sin traer algun pez o puedes salir sin rumbo y regresar con la mejor de las pescas. Es cuestión de paciencia y sobretodo saber esperar, asi es la pesca amigo viajero, hay que esperar a que llegue el momento sin desesperación.

Asi que ten paciencia de ahora en adelante, olvida tu mochila viajero que seguro ya no la necesitas más y sube a la barca, desprendete de todo aquello que no necesitas, navegaremos hacia el ocaso.

Continua en Paseo por el Ocaso
Paul Barros.

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